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lunes, 8 de agosto de 2011

AMOR DE ADOLESCENTE EN MOLLEPATA


MI PRIMER, UNICO Y GRAN AMOR DE ADOLESCENTE (1981)

I-PARTE
DE VUELTA AL COLEGIO
Aquella mañana regresaba al colegio a culminar el último año de estudios, luego de pasar mis vacaciones en la primaveral ciudad de Trujillo.
¿Has visto a la profesora nueva?, me preguntó Orfelinda, mi compañera. Es la señorita Loret y está frente a la coordinación, en la esquina de la plaza.
Con disimulo dirigí la mirada hacia la esquina. Se trataba de una joven mujer de aire citadino, llevaba el cabello suelto y húmedo, pulcramente cuidado. Su rostro era lizo y blanco, a primera vista no llevaba maquillaje, tampoco llevaba aretes ni collares. Un reloj de pulsera grande y redondo, con esfera y correa rojas, resaltaban en la muñeca derecha.
Llevaba un polo amarillo, con nudos a la altura de ambas caderas y a la altura de ambos brazos: pantalón jean azul, zapatillas blancas de cuero con rayas azules.
Tenía una mirada tierna, mas bien angelical, despreocupada, vivaz, sobria y hasta soberbia, se notaban rasgos finos en su aspecto físico, las formas de su cuerpo eran hermosas. Era la primera mujer diferente en su aspecto, entre cuantas visitantes habían llegado y pasado por el pueblo. Vista de cuerpo entero, de pies a cabeza, evaluado su caminar y su actitud gestual, había algo de enigmático, un algo escondido, un no sé qué. Había un misterio en ella.
Volví la mirada a Orfelinda y le dije: Si la he visto, es una muñeca.
Mi amiga se fue a la coordinación, según ella a ver el horario y cuando salió cruzó algunas palabras con la profesora. Luego todos entramos a las aulas.
Es así, como de la nada apareció la bella y guapa profesora.
Ya en el aula, todos esperaban con ansia mi impresión y mis primeras palabras sobre la nueva profesora, habida cuenta que desde el 1ro de secundaria fui el primer brigadier general, tratándose de ser la primera promoción y que ya estábamos en quinto.
Fue Isidro, quien rompió el silencio y me preguntó: ¿Cómo ves la nueva profesora?
Respiré, evoqué la imagen de la esquina frente a la coordinación, es cierto, recién llegaba de Trujillo, había paseado por el centro de la ciudad, había visto desde turistas hasta personas semejantes a mi, llenas de decentes remiendos multicolores, pero la figura esbelta, altiva, elástica, las simpáticas facciones y la juvenil forma de vestir, en aquellos lejanos parajes liberteños, era por demás poco frecuentes, de modo tal que mi respuesta debería ser prudente, cauta y premeditada.
Es simpática, respondí, es parecida a la Reyna de belleza Argentina 1980, sus facciones son parecidas, pero habrá que ver si su forma de actuar es bonita como su rostro.
Todos reímos.
La  señorita Loret. La señorita Loret. Esta frase empezó a dar vueltas en mi cabeza.
II PARTE

EL VIAJE INCONCLUSO
El sábado 21 de Abril, debería ver las chacras, los bueyes, los borregos, en fin todos los escuálidos animales que formaban parte de nuestro venido a menos patrimonio familiar. Ensillé la mula, aseguré el machete de vaina en la montura, cargue la escopeta, coloque la alforja de cuero con el fiambre en las ancas de la mula, me despedí de mamá y enrumbé a las chacras que estaban fuera de la ciudad.
Coincidencia?. Milagro?. Tentación?.
Al cruzar la plaza, estaba la inconfundible figura de la señorita Loret. Vestía unas ropas ligeras, la mañana era límpida, el sol brillaba de modo agresivo, el viento tenue jugaba de forma rítmica con los cabellos de Loret, ya los pastores habían desfilado todos a sus arriendos, en la ciudad solo quedaban las personas encargadas de cocinar y los ancianos que estaban imposibilitados de ir a las chacras y todos los demás miembros de la familia capaces de trabajar en los campos, estaban en ellos.  
Un coqueto llavero pendía de la mano izquierda de la señorita Loret, una manzana roja estaba en la otra mano.
  • Profesora Loret buenos días
  • Hola alumno. ¿A dónde va usted tan temprano?
  • Voy a ver los animales que están en Minas, Callancas, Condororgo.
  • Ah, qué bueno. Y por dónde vas, tal vez por la loma, yo voy para allá.
Descendí de la mula, la sujete por las bridas y el manso animal, empezó a seguirnos con mansedumbre.
Un extraño vértigo me asaltó. Dijo que iba para la loma y que podíamos ir juntos. Es cierto que el organismo tiene una posibilidad de reconocer al peligro y cuando eso ocurre,  se te eriza el cuerpo, un escalofrío te invade, los latidos del corazón son mas rápidos. Enmudecí, quise decir algo, pero no articulé palabra alguna.
Una cosa es estar con mis amigos y compañeros en cuyo caso era el vivo del grupo, una cosa muy diferente es estar a solas con una mujer guapa, cautivadora, que con su sola presencia te hipnotiza. Efectivamente estaba frente a una mujer misteriosa. Creo que ella se dio cuenta y pronto inquirió:
¿Y cómo te ha tratado Trujillo? ¿Has visitado las ruinas de Chan chán?. ¿Fuiste a las Huacas del Sol y la Luna? ¿Te diste un chapuzón en Huanchaco o Huanchaquito?. ¿Llegaste a conocer Florencia de Mora? ¿Conoces La Esperanza? ¿El Porvenir?.
¿Con quienes vives? ¿Dónde está tu padre, por qué solo conozco a tu madre? ¿Cuántos hermanos son? ¿Qué piensas estudiar? ………………………?
Allí, desaparecen mis recuerdos, solo recobré la conciencia cuando el sol ya estaba divisando, serían las seis de la tarde, era hora de volver de casa. Tiré mi mula y al costado de Loret caminé hasta su casa, me despedí y fui a casa.
Ya estoy aquí, mamá, estoy cansado, mañana iré antes que amanezca a seguir con los animales y los cercos de las chacras.
Señorita Loret. Eso era. Esa era la nueva frase. Esa era la oración.

III-PARTE
EL ARREBATO DEL AMOR


La semana siguiente, las clases se iniciaron como de costumbre para los demás alumnos, menos para mí. El misterio de Loret había cambiado el ritmo de mis días y mis noches. Sin embargo, la presencia del soldado Ricky Remi, en el pueblo, mozuelo que no superaba los 20 años, perturbó más la situación, rápidamente hizo amistad con la señorita Loret, en menos de lo que canta un gallo fueron novios y todo el pueblo fue testigo del tórrido romance que empezaron a vivir.
Hicieron amistades comunes, se reunían todos los días, hacían fiestas, andaban juntos para arriba y para abajo.
Volví a mis chacras, mis animales y a mi batea. Los animales y la chacras demandaban poco tiempo, la batea, era más pesada, había que preparar la masa, enrollarla, labrarla y hornearla, hasta convertirla en pan, luego había que distribuir los panes para que diferentes bodegas los comercialicen.
Había perdido una guerra que nunca se inició, me habían arrebatado una mujer que nunca me perteneció, habían arruinado mi hogar con hijos hermosos e inteligentes, hijos que jamás se concibieron, nuestra casa y nuestro hogar se vino abajo de un momento a otro, por la inoportuna presencia de Ricky Remi. Claro está que la casa y el hogar nunca existieron.
Pero luego de tres meses de amor intenso, Ricky Remi, como buen soldado tuvo que salir del pueblo a otro lugar a cumplir su servicio y la señorita Loret quedó viuda, pero no viuda de un difunto esposo, sino lo más doloroso viuda de su gran amor, a quien nunca pudo olvidar, ya que cada lugar, cada espacio y cada detalle le hacían recordar al soldado Ricky Remi.
PARTE IV
EL MISTERIO

En su nueva situación de viudez y soledad, la señorita Loret, podía aceptar la compañía de alguien, tal vez podría aceptar mi compañía, entonces con prudencia traté de recuperarla, claro de recuperarla, porque me pertenecía. Como queda dicho, yo la conocí antes que llegara Ricky Remi, yo anduve desde la plaza hasta la loma al lado de ella, yo conversé con ella algo de 10 horas consecutivas, yo sufrí el vértigo del amor, mi corazón palpitó con intensidad al lado de ella. Por tanto Ricky Remi, fue un intruso, fue un ladrón, me robó lo que tenía.
La señorita Loret había cambiado, ahora estaba meditabunda, se le veía horas de horas pensativa, cuando iba a puerta de la iglesia podía quedarse días enteros sin comer y sin dormir, la vida transcurría sin sentido, un vacío existencial la consumía, la sensación de abandono la martirizaba, reía poco, no asistía a las pocas reuniones sociales del pueblo.
  • Profesora, no entendí algo de la psicología de la personalidad, de Joung: ¿Puede explicarme?
  • Si, pasa, siéntate
Ya era Agosto, los granos se habían recogido, solo rastrojos habían. Las cosechas ya se habían realizado, solo chacras desoladas se veía por todos lados, ya el amor se había robado, solo abandonos habían. No eran tiempos se siembra, tampoco de cosechas. No eran tiempos de amor, eran tiempos de sufrimiento por el amor ido, tal vez perdido.
Era martes 21 de Octubre, mi único amigo, muerto tres años después por la subversión armada, sufría conmigo todo el tiempo, aquella tarde le dije, hoy día declaro mi amor a la señorita Loret, será por la noche, ya todo está pensado. El me respondió, si te acepta, te regalo una botella de alcohol. Nos dimos la mano y había que esperar la noche:
  • Mucho  estás fumando.
  • Si, es porque estoy enamorado
  • Va. Fíjate. Mira pues. Y quién es la afortunada que te ha cautivado.
  • Usted.
  • No…… No…… No, no y no. Es un error, eso no es posible, yo soy tu profesora, tú eres mi alumno y eso no está bien. Uyyy, que diría la gente, que diría tu mamá, yo no quiero tener problemas.
  • Señorita Loret, yo,….. yo….. es…toy e..na..mo..ra..do de usted.
Hubo un silencio interminable, por fin dijo:
  • Déjame pensarlo, mañana te respondo.
  • No, respóndame hoy, es mejor que hoy me diga que no a que mañana en una banca de plaza me diga he decidido que no.
En la puerta de su habitación, que da a la calle chica, estaba mi prima Elsa, quien le dijo: mi mamá le está esperando para que meriende.
  • Ya voy
  • La espero
  • Anda no mas, ahorita te alcanzo.
  • La espero para irnos juntas.
Me puse de pie, me ofrecí acompañarlas y así fue, con la linterna de pilas nos alumbramos hasta llegar a la pensión; la señorita Loret soltó sus llaves las cuales tintinearon al caer al piso, las recogí y al entregarlas, cogió mis manos y pronunció:
  • Anda descansa tranquilo con un si
Mi amigo vigilaba cada uno de mis pasos, fui corriendo hacia él y le conté detalladamente todo lo ocurrido.
Mi amigo se alegró. Compró la botella de alcohol y la bebimos. Mi amigo se llevó el secreto a la tumba, de eso hace 26 años y el recuerdo de su valiosa acción es un sincero homenaje a su lealtad.
El miércoles 22 de octubre a las 8 de la mañana la profesora no estaba en el colegio, llegó después del recreo, lucía un vestido entero, color rosado, con escote pronunciado, llevaba cartera, correa y zapatos rojos, aretes rojos, los que hacían juego con el color púrpura de sus pupilas y con el reloj de pulsera de esfera y correa rojas.
Estaba esquiva, evasiva, cuando fui hacia ella evitó nuestro encuentro, tomó otra dirección y el mensaje tácito era que no deseaba encontrarse conmigo.
La esperé que salga de la pensión, serían la 1.45 de la tarde del 22, me acerqué, la saludé y con evidente nerviosismo la pregunté si podía visitarla por la noche, su respuesta fue desconcertante:
  • Será tu cumpleaños o qué?
Cuando me retiraba, me llamó y me susurró, a las 9 vienes, que nadie te vea yo te estaré esperando en la puerta.
Así fue.
Loret me contó que estuvo de novia con William Bertolotti a quien lo llamaba Wil, que él era un próspero ingeniero, que fueron enamorados cinco años y fueron novios un año, con pleno conocimiento y consentimiento de los padres de ambos, pero que faltando poco para casarse, Wil se casó con otra. Me mostró una fotografía que tenía en su mesa frente a una vela encendida. Recordó detalles íntimos de esa relación y no cesó se llorar hasta después de la medianoche. Culminada la historia de Wil, me contó que para superar ese mal paso, se metió con Ricky Remi, pero que el destino nuevamente le jugó una mala pasada y ahora Ricky tampoco estaba a su lado. Estaba decepcionada, la vida valía poco, el castigo de amar es sufrir.
Yo, alumno del 5to año de secundaria, amansador de caballos chúcaros y pajareros, buen arador, maromero reconocido, coquiador empedernido y fumador por herencia de familia, lo único que tenía como don, era la memoria de mi padre, eminente ingeniero y como patrimonio mi pobreza extrema desde hacía once años que el látigo de la miseria azotaba a la familia con crueldad. Con el pan podíamos sobrevivir, pero no alcanzaba para ropas, zapatos u otro tipo de lujos. Los llanques que llevaba calzados, eran limpios y me habían costado mi trabajo, es cierto era pobre ahora, pero era honrado; además por mis venas corría sangre de estirpe y alcurnia, cierto que venida a menos, pero recuperable.
Con esas cualidades era posible pretender lidiar con un próspero ingeniero Wil y un valeroso soldado Ricky. La respuesta era no. Era mil veces no. Loret tenía razón cuando dijo que no era posible lo nuestro, no porque yo fuera su alumno sino por algo más triste, porque yo era nadie.
Loret te amo y te amaré, seremos felices.
Qué sentido pueden tener estas modestas palabras viniendo de un desposeído, de un llancudo, de un muerto de hambre. Qué sentido puede tener el término seremos felices. Es vacío, es inútil, felices con qué.
Los gallos cantaban, anunciaban la llegada del nuevo día, Loret, secó sus lágrimas, se humedeció la cara, juntó su mejilla derecha con la mía y me dijo hasta mas tarde.


PARTE V
MI MELANCOLIA

Cada mañana al despertar mi primer pensamiento era para Loret, empezaba a luchar contra el tiempo, a dejar los animales al pasto, volver trayendo alfalfa o recogiendo leña, desayunar, arreglarme para dar los buenos días a Loret y luego ir al colegio. Al medio día abrevar a los animales, almorzar y ver a Loret hasta ingresar al colegio a las 2 de la tarde. A las 5 de la tarde recoger los animales, arreglar las cosas de casa, merendar, ver a Loret y luego volver a la batea hasta que al amanecer se termine de hornear para repetir la historia día a día.
Loret alegre durante el día, delante de todos, pero triste por las interminables noches. ¿Serví para algo?.
No.
Fracasé, fui impotente para aliviar en algo su congoja, nunca delante mío rió, jamás hubo una broma, nunca conocí sus gustos. No puedo precisar que le agradaba y que le desagradaba. No sé donde estudió, como creció, quienes fueron sus amistades, no sé nada de nada, solo sé que Loret era una mujer misteriosa.
Alguien podrá saber si la historia que me contó es cierta?. Tampoco lo sé, como llegó, desapareció.
Fue precisamente el 22 de Diciembre que conversamos por última vez, debía viajar a Trujillo, Ricky Remi, ahora estaba en Trujillo, él la esperaba, habían hecho muchos planes juntos, casarse, tener hijos, vivir juntos hasta que la muerte los separe.
Ahora, era a mí a quien tocaba vivir su propia congoja, su propia desilusión, debo precisar que jamás me ofreció nada, jamás respondió a mis miserables “te amo”, nunca hicimos planes ni siquiera para mañana, es cierto Loret fue todo para mí, yo no fui nada para ella.

PARTE VI
VIVIR SIN RUMBO

Desde el 22 de diciembre de 1981, viví sin rumbo, sin esperanza, tropecé, caí, permanecí caído, levanté, volví a tropezar, volví a levantar, nuevamente caí.
Qué cosa podría ser más sublime, más noble y mas eterna, sino es el amor de adolescente?.
En cada caída mencionaba el nombre de Loret y cada vez que levantaba le daba las gracias.
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Hace dos años, después de 27 años de ausencia, me reencontré con las calles y acequias, pencas y molles, amigas y amigos, en aquel viejo pueblo, cuna de mis ilusiones y fantasías y la pregunta fue directa:
Cómo está la señorita Loret?.
Mi respuesta fue dubitativa, temerosa, insegura, sin razón alguna.
No sé nada de ella.

Lima, setiembre del 2010.

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